De cuarentena y tuercebotas

Fuente: Marca



Tiempos duros, de confinamiento y pandemia. ¿Quién nos lo iba a decir? No pensaba yo verme metido en un libro de Stephen King, la verdad. Solo falta que nos metan bajo una cúpula para rematar la faena. Igual así nos dejaban salir a la calle, no todo iban a ser malas noticias.

Nos falta todo: familia, amistades, pareja… Y el ocio, nos han quitado eso que hacía que, tras una semana de infortunios en el curro, de no recibir un agradecimiento por el trabajo bien hecho, de un par de broncas y algún mal rollo, nos ayudaba a desconectar, relajarnos y disfrutar del momento. Hemos perdido aquello que, tras una buena temporada hincando codos, perdiendo horas de sueño y con los nervios crispados, hacía que nos soltáramos la melena en una juerga épica.

Lo recuperaremos todo, tarde o temprano, pero mientras tanto la incertidumbre y el aburrimiento revolotean como buitres alrededor de nuestras cabezas, en círculos, esperando el momento en el que perdamos la cordura para picotear y saciar su hambre. Por desaparecer ha desaparecido hasta el fútbol. El opio del pueblo. Así está el pueblo, claro. No seré yo quien lo eche de menos, sinceramente. A mí el fútbol me la trae al pairo. Lo que sí echo en falta es a mi Osasuna. Tanto que pagaría por ver al Osasuna de la temporada 16/17, con eso lo digo todo. Tanto que hasta pagaría el Fusión Total para ver a un Osasuna formado por los peores jugadores que han vestido la zamarra rojilla en los últimos tiempos. Y me centro en los últimos tiempos porque un joven noventero como yo no puede mirar mucho más atrás. Cosas de la edad. Así que me lanzo con la peor plantilla, con la que estos ojos han sangrado, con la que estos puños han apaleado cojines, con la que esta garganta ha lanzado blasfemias dignas de récord Guinness.

PORTEROS


Mario Fernández: Sudaba sangre con el balón en los pies. Lloraba en la ducha. Los pases a la grada los medía bien. La coleta de Pablo Iglesias mide más que su lanzamiento más largo. Me recordaba a mí.

Manu Herrera: Veterano. En la Batalla del Ebro esquivaba las balas igual que los balones bajo palos, sin tocarlos.

DEFENSAS


Expósito: Este sí que mandaba balones largos, era su especialidad. Una vez centró bien. Escuela de Clemente.

Cadamuro: COVID – 19.

Echaide: Pura potencia. Su tronco será donado a la ciencia por poseer más músculos que el resto de seres humanos, tantos que tardaba más en arrancar que Windows Vista.

Rubén González: Sobran las palabras. Ejemplo gráfico de talar un árbol gallego y tirar el tronco a un campo de fútbol.

Satrústegui: Canterano, rojillo hasta la médula. Muy aficionado al rojo, demasiado. Hasta las tarjetas rojas le gustaban.

Joan Oriol: Que nadie se acordaba de este tío es evidente. La Ruta 66 del fútbol.

Nano: Comercial de alimentos caninos infiltrado.

Tiago Gomes: Cometo una injusticia con él porque nadie sabe si era bueno o malo. Nadie sabe dónde estuvo todo el año. En la despedida de Cruchaga, con toda la plantilla en el palco, el capitán le miraba pensando que se había infiltrado un tribunero. Pelazo.

Fuente:bdfutbol.com


CENTROCAMPISTAS


Pato Sosa: Pasar de Pablo García al Pato Sosa = Crimen de lesa humanidad.

Fausto: Ídolo de la 16/17 porque hacía mala hostia en cada partido. Yo también y nadie me tuvo en cuenta. Rencor eterno.

Causic: Ejemplo evidente de que todo lo serbio no es bueno. Su mapa de calor teñía todo el campo de rojo porque no sabía ni por dónde le daba el aire.

Lolo: Polivalente, lo hacía igual de mal en defensa que en el centro del campo. Ambidiestro, calzaba dos muñones. Sonrisa de Borbón.

Fuente: Wikipedia


Lobato: Había algo de futbolista entre las lesiones, pero apenas se notaba. Daba menos miedo y la misma pereza que Dora la exploradora.

Lamah: Corría mucho, corría tanto que se olvidaba de que a esto se juega con un balón y compañeros.

Armenteros: Se sacaba la tumbona al césped para echar la siesta cada jornada. Llevaba mal las sobremesas.

Calleja: Zurda de oro. Menos reprís que mi abuela.

Hidalgo: Otro fichaje de Camacho. Mientras fuera español, como si le traían a Falete. Y por eso se le despidió, de españolizar a Osasuna nada.

Sunny: Jugó menos partidos que sabores tiene la bebida que patrocina. Se hizo de oro con los zumos y pasó del fútbol, es menos cansado.


DELANTEROS


Milic: 27 metros de altura y no remataba de cabeza. Los pies los tenía para mantenerse vertical. Paisano del Vasi.

Portillo: Más gomina que goles. Estrellita de la cantera merengue, un año bueno como profesional y a vivir del cuento. Farsante.

Coro: Jugó seis ratos y ya me parece demasiado. Enemigo del gol y del deporte. Con 37 palos sigue jugando en India. Allí meto goles hasta yo.

Rivière: Vale que vino como jugador importante venido a menos. Pero a tan menos… Llegué a dudar que hubiera visto un balón antes de llegar a Pamplona. Perímetro craneal escandaloso.


Fuente: Transfermarkt

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