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Fuente: Osasuna.es |
Es duro ser una persona pública y
convertirse en el foco de la crítica destructiva. Es más duro, si cabe, cuando
lo eres por algo que te gusta, con lo que te sientes identificado, por lo que
peleas día a día sin recibir nada a cambio. Seguro que ese ha sido el
sentimiento de Alfonso Ramírez durante todo este tiempo. Porque hay que ser
serios, la crítica siempre debe ser bien recibida, pero también debe ir siempre
enfocada a construir, aportar e intentar sumar. Igualmente, también se debe
saber ser un personaje público, pero hay cosas que es difícil tolerar.
No estamos hablando de un
directivo cualquiera. Alfonso se echó a la espalda (o le echaron) la
responsabilidad de ser la cara visible de la junta, el encargado de la
comunicación. Fue él, y no el presidente, quien se expuso mes a mes en las
jornadas de Osasuna Responde, quien atendió a todo el mundo a través de Redes Sociales,
quien recibía a todo socio dispuesto a aportar propuestas para mejorar el club.
No dudo de la implicación del resto de miembros de la directiva, pero lo que es
verdad es que no conocemos ni su voz.
Una de las grandes carencias de
este grupo de mandatarios fue siempre la comunicación. La excusa de “no hemos
sabido comunicar” llegó a convertirse en una coletilla demasiado trillada y las
críticas se sucedieron, con razón. Con la llegada de Alfonso Ramírez, esto
cambió radicalmente y es algo de agradecer. Se convirtió en un directivo como
hacía tiempo no se veía en Osasuna y, para mucha gente, era nuestro presidente
porque sólo se le veía a él. Ponerse en el ojo del huracán siempre es de
alabar.
Y sí, las críticas también son
comprensibles, porque esta junta ha hecho cosas mal por las que hay que
protestar, porque venimos de dos directivas que se llevaron hasta las
grapadoras de la entidad y estamos especialmente sensibles. Y ojalá nunca
dejemos de estarlo para que no vuelva a suceder, pero las maneras hay que
cuidarlas. Cuando crees que algo no se está haciendo bien, propón una manera
diferente, aporta, que se estudie y se valoren pros y contras de cada postura. El
grito, las malas formas y las sentencias no son lo más correcto.
Y me parece de recibo aprovechar
este tema y estas líneas para abogar por la profesionalización de la directiva
de Osasuna. Si convertimos la pasión en trabajo haremos que la dedicación sea
exclusiva, que la continuidad dependa de los logros, que la crítica vaya en el
sueldo y que sean perfiles profesionales de cada parcela quienes gestionen el
club.
Gracias, Alfonso, por tu
implicación, tu dedicación y tu exposición de cara a socios y aficionados. Gracias
por lo que, humildemente, le has dado a nuestro Club Atlético Osasuna.
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