Blancos, negros, grises y sentido del humor


Fuentes: osasuna.es



¡Cómo son las redes! Parece que, a falta de argumentos deportivos para criticar, se busca cualquier comentario para sacar punta. En este caso, el desencadenante ha sido un servidor (vaya por Dios…) a raíz de un comentario que hice sobre Lillo:



Al respecto, debo aclarar algunas cuestiones. Todo lo que yo escribo, tanto en este Blog como en Twitter, son opiniones personales. Nada más, no tengo absolutamente nada en contra de nadie. Todo lo que comparto de otras personas, son comentarios con los que estoy de acuerdo o que me hacen gracia. Ayer, compartí varios tweets en tonos jocosos sobre Lillo y escribí uno en esa misma línea. Resulta curioso que el que acabó teniendo una repercusión negativa fue el mío, pero no le doy importancia. Sobre todo, porque las impresiones negativas fueron muy minoritarias comparadas con las positivas.

Por otro lado, me parece grave que me hayan llegado a acusar, de manera indirecta, de xenofobia. Obviamente, tampoco me va a quitar el sueño que alguien anónimo me acuse de nada sin conocerme, pero resulta que el tema no va de orígenes. Cuando digo que, a mi juicio, los mejores jugadores del equipo son Torró, Quique y Xisco, parece evidente que me importa un rábano de dónde proceda cada uno. Simplemente, existe una cosa que se llama criterio, opinión y gusto.

En mi opinión, los discursos no deberían ser blancos o negros, sino grises, siempre grises. Percibo más discursos blancos que otra cosa, algo evidente dada la excelente situación deportiva que atraviesa el Club. El discurso blanco es aquél que asegura que todo es maravilloso, que juegan los mejores, que el entrenador es mejor que Guardiola y que vamos a arrasar porque somos imbatibles. El discurso negro se escuchaba más a principio de temporada, cuando el equipo no terminaba de carburar. Se basa más en la cuestión del modelo de Club que se ha impuesto, al menos de momento, en esta temporada y obviando más los resultados cosechados.

Pues bien, no me identifico con ninguno de los dos, apuesto más por el gris. Y esto no es un tema de equidistancia política, Dios me libre. Esto es afirmar que ambas cosas tienen cabida. Sí, Osasuna va de maravilla, competimos como el que más, somos condenadamente duros de roer… Pero el modelo de Club no es el que me gustaría. No se rota, no hay cabida para los canteranos, para nuestro futuro, para quienes siempre han estado ahí y eso preocupa.

Al hilo de esto viene el asunto de Lillo. No entendí su fichaje en su día, compré el discurso de que era un jugador de rotación que podía aportar en la izquierda cuando faltara Clerc y me lo veo siendo indiscutible desde que llegó. Todo esto cuando, a mi juicio, no aporta más de lo que pueden hacer tanto Javier Flaño como Aitor Buñuel. Para otras personas puede que sí, que incluso sea el mejor lateral de la categoría, una opinión tan legítima como la mía. Lo cual no me convierte en un xenófobo ni en un supremacista de la raza navarra. Igual que con Lillo me pasa con Mateo y Coris quienes, asistencia de ayer al margen, tampoco considero que estén aportando más de lo que puede darnos Kike Barja. Siempre en mi opinión (lo vuelvo a recalcar por si acaso), Sergio Herrera nos da más que Juan Pérez; Xisco, Quique y David más que cualquier delantero del Promesas y Lucas Torró, más que cualquier centrocampista de la cantera. Sigo repitiendo, cuestión de criterio futbolístico personal.

Para acabar, recalcar que mi última intención fue la de faltar al respeto a Lillo, del cual no dudo que sea una bellísima persona y un gran profesional y compañero. Debemos distinguir entre el humor (aunque no guste) de los comentarios ofensivos personales intencionados. No me parece justo comparar mi comentario con lo que se ha leído por ahí de David García, Oier o Roberto Torres, entre otros: cáncer, paquete, no puede haber ningún equipo tan tonto como para ficharle… Eso sí que es condenable. Mientras cada quince días El Sadar entre en ebullición animando a quien juegue, cantando y aplaudiendo, considero legítima toda crítica a cualquier jugador, siempre que sea sin ofensa personal y, si es desde el humor, todavía mejor. Alguien se debería mirar el ombligo.

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