Chapuza electoral

Fuente: @cafekutz



Lo acontecido desde el pasado martes por la noche en torno al proceso electoral del Club Atlético Osasuna se puede calificar como decepcionante. Sin entrar a valorar los aspectos más técnicos o legales -puesto que ni soy un entendido en la materia, ni pretendo serlo- la precampaña rojilla ha terminado siendo un fiasco en toda regla. El mismo martes publiqué una serie de tweets al respecto que, en este momento, pretendo desarrollar brevemente.

Que, en principio, no haya elecciones en Osasuna es una chapuza, sea culpa de quien sea. No pretendo culpabilizar a ninguna de las partes, porque me faltan datos y porque, repito, no soy un experto. Sin embargo, que se haya llegado a dar esta situación resulta ridículo. Si el problema está en que los estatutos son restrictivos o están mal redactados, los precandidatos, la actual junta o la masa social del Club deberían haberlo advertido. Si bien es verdad que hubo algunas voces que lo alertaron, fueron tímidas y pasaron desapercibidas. Por otro lado, en todo este tiempo las dos precandidaturas afectadas han tenido un importante margen para adecuar su documentación a los estatutos y la legalidad vigente. No debería resultar complicado solicitar la ayuda de un abogado que analizase los estatutos y orientase a los interesados en alcanzar la presidencia, tal y como ha hecho la Junta Electoral. Sinceramente, creo que se trata de un desenlace grotesco y evitable.

Que el presidente de Osasuna vaya a arrancar su segunda legislatura sin competir con nadie y estando "harto" es otra chapuza. Del discurso del hartazgo y la posterior vuelta de tuerca para volver a presentarse ya se ha hablado largo y tendido. El volver a acceder a la presidencia sin oposición no es positivo para nadie. Y estoy convencido que ni el propio Luis Sabalza está contento con esta situación. De unas elecciones en las que podría haber salido reforzado y con el apoyo de la mayoría, pasa a una situación en la que se le volverá a mirar con lupa y a estar en el ojo del huracán. Cambia la posibilidad de contar con un gran apoyo a repetir la situación actual.

Que el presidente de Osasuna vaya a ocupar el cargo de nuevo sin apenas asomarse por la precampaña es otra chapuza más. Ya hablé en su momento de la técnica “rajoyesca” de Sabalza, y es así. La precampaña se ha centrado en Lafón y Álvarez, copando entre ambos un amplio porcentaje de las intervenciones. Sabalza ha estado en la sombra, su candidatura es la que menos ha aportado al proceso y, sin embargo, es la que va a presidir el Club.

Que quien se ha cargado a tres directivos y va de la mano de Fran Canal ganase todas las encuestas sin escuchar al resto candidatos es incomprensible. Y lo es porque a la oscura figura de Canal se le ha atizado y analizado hasta la saciedad. Porque las críticas a Sabalza por acabar de malas maneras con tres de sus directivos originales han sido duras. Y, sin embargo, desde un primer momento, desde antes de que los otros dos precandidatos hablasen, las encuestas le daban como ganador absoluto. O es muy fácil cambiar de opinión, o pesa mucho el “más vale malo conocido…”

Las elecciones eran la mejor noticia para Osasuna. El nivel demostrado por las tres precandidaturas, verdaderamente preocupante. Fuesen como fuesen las precandidaturas, gustasen más o menos, el poder acudir a las urnas después de tantos años era una gran noticia. Eso sí, el nivel no ha sido bueno. Habiendo comentado ya sobre “Osasuna Avanza”, “Osasuna Cambio” y “Somos 15.910” han elaborado programas electorales con luces y sombras. Mucho nombre, mucho mentar a la cantera, pero poco trasfondo de cambio de verdad. Ideas románticas que no profundizaban lo suficiente y que dejaban un regusto amargo.

Juzgar a un precandidato por tener un avalista mexicano y al otro por ser él y su vicepresidenta, incomprensible. Desde que “Osasuna Cambio” informó de quién les avalaba la avalancha de críticas fue arrolladora. Ese fue su inicio de precampaña y el final de sus aspiraciones. Nada importó todas las explicaciones que dieron, para mucha gente el concepto de SAD comenzó a sobrevolar el escudo rojillo. Algo similar le pasó a “Somos 15.910”, puesto que las figuras de Lafón y Blanco crearon reticencia desde el momento en el que salieron de la junta directiva original de Luis Sabalza.

Juzgar a Sabalza por lo malo sin tener en cuenta su gestión económica, tan mal como hacerlo a la inversa. Con el actual presidente rojillo se ha sido injusto en ambos sentidos. Quienes le han defendido a capa y espada han obviado sus grandes sombras. Quienes le han vapuleado han olvidado su importantísima aportación para evitar la desaparición de Osasuna. La balanza se ha inclinado demasiado hacia uno u otro lado.

Lo que debería haber sido un proceso importante e ilusionante para el club ha terminado, para mí, siendo enormemente decepcionante por todo. Todos los actores implicados en este proceso han demostrado no estar a la altura. Desde los precandidatos a la masa social. Evidentemente, y que nadie se sienta ofendido, hablo generalizando. Cierto es que en redes sociales ha existido un interesante y extenso debate entre la afición, pero también es cierto que ha habido un amplio espectro de votantes que se han mantenido al margen, sin ningún interés por un acontecimiento realmente importante para el devenir del Club. Particularmente, esperaba una mayor participación.

En definitiva, un fiasco electoral en el que nadie gana y en el que pierda Osasuna, perdemos todos.

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